sábado, 23 de septiembre de 2023

29 DÍAS

 29 días en Malabo. Visto así, como una cifra puede parecer poco tiempo. Desde fuera, de manera objetiva es menos de un mes, unos cuantos días de un mes de comienzos, de vuelta a la rutina, de estrenar agendas, volver a colegios, universidades y trabajos. Desde dentro, han sido 29 días con la sensación de muchísimo más tiempo, estoy alucinando de cuanta vida cabe en unos cuantos días en un lugar en mitad de África.

29 días en los que se ha hecho realidad un sueño, llevo años soñando con vivir una experiencia en África. Estoy en Guinea Ecuatorial, alucinando con otro estilo de vida, cultura, costumbres y ritmos. Y a la vez, voy "normalizando" algunos detalles que los primeros días me llamaban la atención. Ya me parece de lo más habitual cruzar la calle entre coches porque no hay pasos de peatones, veo y no me sorprende ver a niños y mujeres cargando enormes garrafas de agua sobre sus cabezas. Veo como algo normal subirme al coche o un taxi y que la mayoría no lleve el cinturón puesto, o bien porque no se lo ponen o porque el coche es tan viejo que no es posible ponérselo, empiezo a acostumbrarme a escuchar pitidos de coches cada tres segundos. Veo normal que haga un buen día y al minuto esté cayendo la tormenta. Como ha pasado mientras escribo estas palabras.

Aún quedan muchísimas cosas que las veo extrañas, que me cuesta asimilar, que no comprendo o no entiendo y forma parte de este proceso de estar en un país tan distinto al mío, viviendo y conviviendo con personas de distintos países de África. Pero con esto esto, lo más bonito es que la acogida, las risas compartidas y la empatía es universal en muchas culturas, y esto da la sensación de hogar. Me siento sostenida y querida por las mujeres con las que vivo, esto es un regalo increíble.

El tiempo es muy curioso. Si hubiera vivido un mes de septiembre en Granada, no tengo ni idea todo lo que hubiese vivido, pero seguramente no habría contado los días, ni hubiera escrito un diario, ni hubiera hecho fotos para contarle a mi familia y amigos detalles de lo que estoy viviendo. Habría sido un mes más con comienzos como todos los inicios de curso y con reencuentros después de las vacaciones de verano (aunque este verano he tenido la suerte de estar y compartir momentos especiales con muchas personas importantes de mi vida). En cambio, septiembre se ha disfrazado de un mes extraordinario, lleno de emociones y alguna sorpresa que ni yo podía imaginar. A medida que pasan los días, siento que encuentro un lugar en todo este submundo que aquí llaman la misión, pero también al igual que siento que ha pasado más tiempo del que realmente ha acontecido, de la misma manera, siento que es mucho tiempo sin estar ni abrazar a tantas personas que están en España. Hablamos mucho, con algunas pienso que soy muy pesada, pero la distancia se nota. Las primeras semanas es como cuando me voy de campamento, con la intensidad de los días no hay espacio para echar de menos, pero cuando pasan los días y la intensidad inicial baja, valoras el hablar cara a cara, porque aquí una videollamada es casi imposible, valoras un abrazo, una conversación real, distendida, con sus palabras y silencios, sus bromas y sus miradas. Ya estoy deseando abrazar a personas que son hogar porque en estos días he aprendido que el hogar no es un lugar, es un par de brazos que te envuelven.

Quedan muchos meses y tengo la sensación que lo "esencial" de esta experiencia ya lo he vivido, por supuesto que tengo ganas de vivir todo lo que viene. Estoy segura que queda mucho por sentir y alguna que otra sorpresa más. Si me dijeran que mañana tengo un vuelo de vuelta a España, volvería feliz y agradecida por todo lo vivido. En este mes han llegado respuestas a mi vida y muchísimas preguntas que dibujan un camino que me ilusiona y enamora, en estos días he sido consciente que mi vida ahora está llena de oportunidades que quiero abrazar y hacerlas mías, a mi manera. Pero, si mañana volara a España, también tendría la sensación: ¿ahora vuelvo, ahora que comienza todo de verdad? Arranca el colegio y el internado, desde hace una semana, mi día a día se ha llenado de rostros de niños y jóvenes que todavía casi no conozco. Ahora llegan nueves meses en los que zambullirme en esta misión, ahora comienza la vida diaria con su ajetreo y horarios llenos de tareas desde bien temprano. Así, si mañana tuviera un billete de avión a España no cogería ese vuelo porque esta experiencia está arrancando, con lo vivido estoy más que feliz porque lo experimentado es un tesoro muy valioso, pero todo lo que viene... No puedo ni siquiera imaginar todo lo que viene. Estoy feliz, feliz, feliz.

Si lees esto, si eres familia o una amiga/o, decirte que te echo de menos y "pronto" te abrazaré, hoy te doy las gracias por estar, permanecer y acompañarme desde la distancia.


Confía


3 comentarios:

  1. Elena he leído tu texto, estás haciendo una labor excelente ,te deseo que sigas con toda esa ilusión que tienes un abrazo.

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    1. Elena Pimentel de Maqua24 de septiembre de 2023, 11:24

      Muchísimas gracias por tus palabras! Un abrazo!

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  2. Elena disfruta, no habrá otra experiencia igual. Araceli MCI

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