lunes, 11 de marzo de 2024

80 DÍAS

Han pasado 80 días desde que volví de Malabo. 80 días que han pasado muy rápido. Poco a poco, la experiencia se asienta, las emociones que estaban a flor de piel aterrizan en mí, tantas sensaciones y vivencias se van alejando, parecen lejanas y a la vez de un ayer inmediato. 

Creo que es pronto para hablar de los grandes aprendizajes que tengo tras esta experiencia. Lo que sí sé es que la gratitud me acompaña casi a diario. No quiero olvidar el valor de un vaso de agua potable, una calle limpia y bien pavimentada o el lujo de poder pasear con música y sin miedo aunque haya anochecido.

Volver me ha hecho valorar mucho más a mi familia y amigos. Ahora disfruto muchísimo de un rato compartido con una persona querida. Ahora valoro más esos pequeños detalles, un día cualquiera en mi parroquia, una tarde de voluntariado, una conversación durante la comida. Un día disfrazado de rutina está lleno de regalos.

Ahora soy más consenciente de los privilegios de mi vida y de las riquezas que antes ni valoraba. Ahora soy más feliz y la alegría me acompaña con un brillo diferente. 

No todo es maravilloso, pero tengo una perspectiva nueva. Sigo caminando con sueños, ilusiones, proyectos e ideas. Lo vivido me nutre y me enraíza a mi vida para seguir con más sensibilidad, con más esperanza, con más vida consciente, con más luz, con más fe.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

AQUIBA

119 días.

Hablo de días y no meses porque vivir una experiencia en un rincón de África es un cúmulo de vivencias diarias, cada día es diferente, cada día se llena de detalles que hacen que el día sea único.

119 días de mucha vida, alegría, paz, incertidumbre, sorpresa, miedo, esperanza, frustración, tristeza, disfrute, dolor, tranquilidad... 119 días y punto y final a esta experiencia de vida que me ha removido y transformado.

Ahora me pregunto, ¿Y ahora qué hago con todo lo vivido, sentido, amado y orado? Tengo pocas certezas, pero sé que aquel 26 de agosto era una versión de mí y hoy soy otra. Es momento de reposar e integrar lo vivido en mí. Vuelvo a casa, enormemente agradecida y feliz, con el corazón lleno de nombres y con la sensación de que ahora soy un poco más sensible y más humana.

Punto y final en Malabo. En la vida, solo una coma, la misión continúa, sigo desenvolviendo el regalo de la vida.

Aquiba, aquiba, aquiba.

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lunes, 27 de noviembre de 2023

OTRO MUNDO

El paso del tiempo. Pasan días, pasan semanas, pasan meses. Sin darme cuenta y a la vez dándome mucha cuenta, llevo 3 meses en Malabo. Día a día, momento a momento, con muchísimo bueno y momentos grises.

Podría decir mucho, sin embargo solo quiero contemplar el paso del tiempo. He visto crecer una piña, he visto algún amanecer naranja, he visto correr a lagartos, he escuchado el viento, me he sentido pequeña entre el ritmo de la ciudad sentada en un taxi, he abrazado a muchos niños y cada abrazo y cada palabra con ellos tiene mucho sentido para mí. He hecho mucho, espero haber sido.

Esta experiencia no va de hacer, esta experiencia consiste en estar y ser, no siempre lo he conseguido, pero me lo recuerdo con frecuencia. Esta experiencia es más que un voluntariado, es una misión. En la ecuación de mi experiencia siempre siempre quiero que esté Dios. Esta experiencia está llena de retos, tantas veces me siento desbordada con mis alumnos de 5° de primaria, desbordada ante la pobreza que incomoda, desinstala e interpela. Desbordada por el sufrimiento ajeno, que por momentos también ha sido propio. Desbordada y caminando sabiendo que esto no es una experiencia donde todo es alegría, gratitud e ilusión. Un amigo me dijo que África nunca deja indiferente y es así, aquí se vive, muchos sobreviven, otros hacen lo que pueden con lo poco que tienen, muchos disfrutan a pesar de todo. Otro mundo. Otro mundo lleno de VIDA. Otro mundo del que podemos aprender muchísimo.

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lunes, 6 de noviembre de 2023

CADA ROSTRO

Muchas veces pienso que no soy turista, no estoy conociendo muchos lugares. Solo he ido a un pueblo, justo al lado de la ciudad, he tardado dos meses y pico en ver el mar. Me encantaría visitar algunos lugares de las isla que son impresionantes con parajes naturales sobrecogedores con cascadas, bosques y playas paradisíacas. Me encantaría visitar Ureca, el pico Basilé, Basapo, Luba, la isla de Annobón o la parte continental del país. Y puede que visite alguno de estos lugares pero no a mi ritmo, sino al ritmo diario cuando haya festivos o vacaciones. Tengo claro que no vine aquí como turista, vine para estar dentro, en mitad de la realidad conociendo personas y realidades, poco a poco.

El ritmo es progresivo, el primer mes conocí muchas cosas porque todo era nuevo, ahora este conocer no es diario, me muevo en un espacio y círculo pequeño "casa-colegio-capilla", no necesito mucho más, está bien así. Tal vez cuando vuelva no podré decir que visité muchísimos lugares e hice excursiones cada fin de semana, pero podré hablar de mis alumnos, mis compañeros catequistas, los profesores, las chicas internas... Y si sumo cada rostro y cada historia, siento que todo lo vivido es muy valioso.

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jueves, 26 de octubre de 2023

SEMILLA EN LA TIERRA

“Somos batallas ganadas, somos semilla en la tierra”.

Llegó el 26 de octubre y con este día, he celebrado que llevo dos meses en Malabo. Dos meses llenos de alegría, acogida, incertidumbre, dolor, frustración, esperanza, reflexiones, ideas… Mucha vida.

Llego al día de hoy y reconozco que todo no está siendo fácil. Estoy rodeada de situaciones de pobreza. La pobreza me afecta, me duele y quiero que me siga afectando. Todo cambia cuando la pobreza es lejana, contada y la empatía dura unos minutos, a cuando la pobreza está justo en frente, es presenciada y tiene rostros y nombres conocidos y que forman parte del día a día. La pobreza es desgarradora, la pobreza causa sufrimiento, miedo, incertidumbre, desesperanza...

A veces, me pregunto si estoy preparada emocionalmente para gestionar todo lo que estoy viviendo, es muy complejo. Ser sensible al dolor del mundo y dejarse tocar por ello es necesario, pero es tremendamente duro. Todo esto me interpela, me transforma y resitúa mi centro de gravedad.
Con todo lo que estoy viviendo, me descubro subiendo y bajando entre muchas emociones, pero siento que soy batallas ganadas.

Con todo lo que estoy viviendo, aún hay lugar para la esperanza porque Dios está, abraza y alienta mi vida. Por esto, siento que soy semilla en la tierra.

domingo, 22 de octubre de 2023

ABRAZAR

“Abrazar personas es increíble, pero también podemos abrazar el momento, abrazar lo que soy, abrazar el contratiempo, abrazar el sufrimiento, abrazar el miedo, abrazar la tristeza… Abrazar la vida”. 

Estoy aprendiendo a abrazar el momento, a veces me descubro con la cabeza en algún recuerdo o en aquello que me encantaría hacer ahora y no puedo. Estoy lejos de casa, lejos de mi familia y mis amigos, hay días que la nostalgia pesa un poco más. A veces, me encantaría que el tiempo corriera un poco más rápido para abrazar a mi madre, desayunar con una amiga, reírme con mi hermana, dar un paseo con mi padre, ver una carrera de fórmula uno con mi hermano, ir a mi parroquia, estar con tantas personas que quiero… Pero aún quedan meses, para volver, y ahora creo que debo seguir intentando aprender a abrazar el momento, lo que estoy viviendo ahora. Vivo rodeada de detalles que me cuestionan, me hacen reír, me entusiasman, me entristecen, me generan frustración, otra veces, esperanza. 

Estoy aprendiendo a abrazar lo que soy. Soy valiosa porque si sumo todo lo que soy, me descubro única con limitaciones y defectos, torpezas y fracasos interiores, pero también me reconozco valiente, ilusionada, inquieta, buscadora, bondadosa y rebosante de vida y sueños.

Abrazar el contratiempo, también aparece en el camino y abrazarlo es un reto lleno de dudas y miedos, pero forma parte de un camino mucho mayor de lo que yo puedo alcanzar a ver.

Abrazar el sufrimiento. La pobreza esconde historias de sufrimiento, muchas de ellas no las veo de cerca, otras me llegan por las noticias de Guinea Ecuatorial, otras más lejanas me llegan con la cifra de muertos en una guerra atroz. En mitad del sufrimiento, hay personas, historias, rostros... No cifras.

Abrazar la tristeza. Hay tristeza cuando hay un lugar vacío, un abrazo que no se da y unas palabras de ánimo que no llegan. Hay tristeza, ante situaciones muy arraigadas que son así y no cambiarán en un mes ni en dos ni en un año, pero se puede sembrar y estar en lo pequeño, en el detalle, a veces, una sonrisa basta.

Abrazar la vida. Abrazarla muy fuerte, tan fuerte que se nos corte un poco la respiración y nos salga sonreír y agradecer. Abrazar la vida, ahora sé que la vida es para entregarla. Sin guardarme nada, sin el miedo a lo que puedan decir o pensar, sin "por si acasos". Comprender que mi vida es regalo y existe para compartirla.

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sábado, 14 de octubre de 2023

A VUELOS

Os echo de menos, abuelos. Echo de menos subir arriba y veros en vuestro sillones viendo la tele, leyendo, cosiendo o durmiendo. Echo de menos daros besos y hablar, pasar horas sentada y tumbada en el sofá viendo una película, cenando y sobre todo, riendo. Siempre reías, abuela. Echo de menos saber que estáis justo encima de casa y poder ir, poder estar y poder abrazaros.
"Todo lo andado por ti".

Ahora sé que estáis, pero de otra forma, estáis en el recuerdo de comidas familiares, cenas con buñuelos, gachas o churros. Estáis, y os recuerdo en muchos detalles, así de repente, sin esperarlo, con el paso de tiempo cada vez siento menos tristeza y en ese instante, sonrío con agradecimiento por haber podido disfrutaros tanto durante muchos años.
"Hay miles de cosas que sueñan a ti".

Sé que estáis en el Cielo, sé que estáis con la familia y con amigos. Dadles un beso de mi parte a mis otros abuelos. No sé que pensarás, abuela, de que esté en Guinea Ecuatorial, bueno en realidad sí lo sé, por ahora no me han comido ni tampoco estoy en una tribu con los negros del Congo.
"La fe que alborota, mil besos y un mundo por ti".

Abuelos, siempre seréis mis referentes y escuela de amor. "A vuelos" os recuerdo, mis alas se despliegan para intentar llegar un poco más alto y en cada intento, os abrazo con palabras. Os quiero muchísimo.

[Todo lo que está entrecomillado es de la canción "A vuelos" de Antonio Orozco]

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