Palabras. Brotan de mí, no sé el por qué, a veces siento que tengo que gritar algo y lo escribo. Surgen de pensamientos dispares, tal vez ellas son las que sirven de instrumento para dar lógica a tantas ideas que deben ser lanzadas a este mundo. Vuelan o caen sobre un papel -hoy más bien sobre una red 2.0-. Este blog es mi lienzo donde las palabras encuentran un lugar.
Unos cuantos porqués
me corroen por dentro. Como siempre te los lanzo con excusas y esta venda –que
conozco−
y envuelve mi mirada, una vez más.
No relataré mis
porqués, carece de sentido trazarlos letra a letra sobre este papel.
Qué pequeña me
siento tejiendo dudas con miedo añejo. Mi entendimiento es corto, en cambio
cada interrogante es inmenso, todos ellos se me escurren entre los dedos.
Tras la lluvia que
me cala, espero. Una espera que cobra sentido en Adviento. Sé que brotas y
siempre brotarás. Sonrío porque el hilo Esperanza siempre entra en mí. Qué
manera de enhebrar tu hilo cuando el ojo de mi aguja es tan pequeño.
Me reconforta esta
espera en la que sé que siempre acaba con tu llegada. Sonrío cuando te tengo en
frente y olvido dudas y olvido miedos y olvido abismos. Llegan las palabras que
necesito y las acojo. Sonrío, sé que estás, estuviste y estarás.
El Adviento se
evapora y llegas. Naces en un pesebre, la mujer del Sí te amamanta, el hombre
de la ternura te mece en sus brazos. El Ángel de la luz te anuncia. Los
pastores de la humildad te admiran. Los reyes de la ilusión te adoran. La
humanidad te espera.
Ad-viento. Viento
de espera, de dudas, sonrisas, miedos y alguna certeza que me mantiene en pie y
la mirada puesta en la vida.
He meditado esta decisión, he rumiado por mi corazón estas palabras. Cuando me he sentido preparada ha comenzado este aterrizaje tan especial para mí. Mis palabras brotan en mi alma, reposan en mi ser y aterrizan en mi lienzo infinito que yo llamo “Palabra Palabrita Palabreta”.
Considero que ha llegado el momento, mi momento. El regreso a mi lugar, mi pequeño paraíso donde dibujo letras y trazo palabras, donde plasmo mi ser y refugio mis miedos. El lugar don-de. Don de Dios. Aquí entrelazo el tiempo, amo la literatura y vivo mi poesía. Tiempo, Amor y Vida.
Regreso porque siento que es el momento, el instante preciso. El detonante ha sido una fotografía que hice hace unos años y había olvidado por completo. Fue tomada en una etapa muy feliz de mi vida y justo ahora estoy en un resurgir de mi felicidad. Gracias a mi Brújula puedo decir que estoy siendo feliz en mi presente. Escribiendo estas líneas, estoy disfrutando del aquí y ahora.
Soy una hormiga que camina en este desierto blanco, en este papel virtual que acaricio con las yemas de mis dedos que teclean el piano de mi ordenador [Al mismo ritmo que la canción que escucho en bucle Gaze de Moux─]
Ahora, permíteme, querido/a lector/a, hablar de mi sentimiento, ese que he sentido al contemplar la fotografía que ha rozado mi ser más profundo:
Esperanza. Palabra que dibujo y pronuncio letra a letra.
Esperanza que siento que enraíza mi universo interno
─y me sostiene─.
Esperanza que siento como hilo de luz.
Hilo débil, inestable, en camino.
Un perenne a medias.
Esperanza que se consume a la vez que alumbra.
Esperanza que siento que algún día
marcará una nueva oscuridad.
Esperanza que cuando se consuma
─casi por completo─
serán mis lágrimas las que apaguen la débil llama de mi ser.