Ya no quedan más
miedos que crear, no quedan silencios que llenar, ni ruidos que callar. Queda
un espejo y mi reflejo, queda la esperanza de que las luces devoren a las
sombras -una vez más-, pero aún así doy gracias a cada sombra que me hace
crecer, a la oscuridad aplastante y fría, la ausencia, el vacío y la inmensidad
del abismo, el horizonte gélido como hielo resbaladizo de una vasta llanura. Son
semillas -aparentemente- muertas, que siempre acaban por florecer, surgiendo esa
pequeña rama de luz.
Comprender que la
oscuridad fortalece desde el interior, que se resquebraja en pedazos de mí,
pero siempre me reconstruyo con el orgullo de ser un poco mejor, más valiente,
más curtida, más verdad.
Vivo aprendiendo a
dar el grito que rompe el eco y a crear el silencio que serena la tempestad.
Sonrío porque sé
que avanzo, camino, crezco, soy y VIVO.
“El complejo baile entre luces y
sombras en el que todas las vidas se mueven.”
~ Olaizola
sj
No tengas tiempo para tener prisa (:
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