A veces me complico la vida y quiero hacer de esta, algo
extraordinario desde la complejidad del ser. Intento exprimir el tiempo,
convertirme en una máquina eficaz −y en ocasiones eficiente−. Ser más
de lo que soy, hacer más de lo que hago…Saturarme más de lo que que me saturo.
El mejor maestro me ha hecho comprender que la grandeza está en la
sencillez. En hacer menos, pero más de verdad, con la intensidad que se pueda. Más
comprensión, menos exigencia −con uno mismo, con el que tengo a mi lado−. El
ser humano es una máquina emocional. Imperfecta. Sorprendente. Infinita.
Más corazón, menos cabeza. Más sentimiento, menos razón. Más
empatía, menos egoísmo. Más silencio, menos ruido −primero exterior en búsqueda
del interior−.
Tal vez sea el momento de flo(c)recer desde un nuevo punto de
partida. La raíz que me sostiene es el amor. Veo necesario más golpe de corazón
sin cuestionarse el porqué de cada acción. Ante cada duda, decisión o dilema mi
respuesta es amor.
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