Palabras. Brotan de mí, no sé el por qué, a veces siento que tengo que gritar algo y lo escribo. Surgen de pensamientos dispares, tal vez ellas son las que sirven de instrumento para dar lógica a tantas ideas que deben ser lanzadas a este mundo. Vuelan o caen sobre un papel -hoy más bien sobre una red 2.0-. Este blog es mi lienzo donde las palabras encuentran un lugar.
domingo, 1 de julio de 2018
Perla vital (6): QUÉ SÉ YO DE LA VIDA, ME PREGUNTO
Que sé yo de la vida, me pregunto, qué sé yo de esta locura que cada día se me escapa entre los dedos, sin tiempo para aprender que esto va en serio. Va en serio porque solo tenemos esta oportunidad, vivir lo es todo, sin esto, ¿qué somos?, no podemos saber que nos deparará. Va en serio porque el tiempo encierra el mayor misterio, ni retrocede ni avanza a diferentes velocidades. Cada segundo pausado, uno tras otro, como notas musicales de la melodía que escucho.
Una vida que llenar con momentos, experiencias y sobre todo, personas. Una vida con tantas sorpresas, contratiempos, maravillas, ilusiones, caídas, sueños…Una vida que fugaz avanza hacia el futuro.
Cuantas veces me gustaría conversar con el reloj para pedirle que a veces se detenga y otras, unos segundos-negras se conviertan en semicorcheas. Como me gustaría susurrarte cada momento del pasado que volvería para cometer un error menos. Pero luego recapacito, cada uno de ellos me han moldeado y enseñado que la vida es un papel continuo sin cortes ni borradores y cada error con un “perdón” a tiempo y un aprendizaje, es un valioso tesoro que guardar.
Qué sé yo de la vida, me pregunto, solo sé que llevo un aprendizaje que me gusta tener presente para valorar a las personas que me rodean. Vida, me has enseñado que una de las experiencias más bellas es ver crecer a esas personas, un crecer interno del alma como semilla que un día germinó y solo el tiempo ha hecho de esa pequeña gota de vida en un árbol enraizado, con ramas gruesas y copa espesa que es cobijo para otras personas, también para mí. Qué bonito es ver a una amiga que conocí siendo niña y ahora es mujer con tanto interior que al contemplar el cambio que el tiempo ha fraguado en ella, solo puedo sorprenderme ante esta obra de arte. También me maravilla ver arrugas en rostros de personas que son pilar y cobijo desde siempre. Marcas de vida, surcos de aprendizajes, recuerdos de tantas risas y sonrisas que quedan en la piel guardados entre pliegues, señales que desbordan vida. Siempre vida.
Qué sé yo de la vida, me pregunto, mientras tanto sigo viviendo, soñando fuerte, intentando llenar cada día y llenarme por dentro, cuidando mi árbol que complejo no entiendo. Pero creo que no se trata de comprender la vida, sino de intuir pinceladas de verdad que den sentido a esto que llamamos vivir. No sé mucho, pero lo que aprendí es que amar es la respuesta de tantos interrogantes vitales que han ido surgiendo en estos años que llevo caminando. Amar, no solo a los seres queridos, que a veces es el mayor reto de amor porque descuido que no son eternos y amar es paciencia y esmero, delicadeza y mano tendida. Amar. Amar, también, al que menos amor tiene dentro como acto de valentía y milagro que me enlaza por dentro y hace cicatrizar heridas propias que solo el amor, el tiempo y la vida son capaces de sanar. Magia vital. Magia que me emociona porque débil y pequeña comprendo que no hay límite más grande que el miedo. El antónimo del miedo es el amor.
Qué sé yo de la vida, me pregunto, cuanto queda por andar, por volar y por soñar. Cuanto queda, siempre espero que mucho. Cierro los ojos, me dejo viajar a mi pasado, con los ojos cerrados he vuelto a patios de colegio con amigos, a mesas grandes con familiares, a la playa con el sol bajo y a lugares que fugaces me marcaron. Cuanto andado, volado y soñado. Aún con los ojos cerrados, sonrío. Vida, te agradezco que me acompañes cada día, siendo complice de mis caídas y subidas, que paciente enseñas y silenciosa esperas, mientras esté en ti, tú serás mi esperanza ya que siempre sorprendes, de que vales la pena, que siempre perdonas y das una nueva oportunidad como el sol que brota del horizonte y para después caer de nuevo a otro horizonte. Así cada día. Vida, seguiré viajando de horizonte en horizonte, volando para surcarte, soñando y soñando, regando mis raíces, cuidando mi tronco, mis ramas, mis hojas, mis frutos.
Qué se yo de la vida me pregunto, solo sé que vivirte es el mejor regalo.
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