"No mires al espejo, mírame a mí. Estás preciosa. Dale una tregua a tus pensamientos. No hay más opciones que esta, solo una frase puede sonar en tu cabeza: eres jodidamente perfecta. La felicidad no se esconde tras unos kilos menos".
Hasta cuándo me pregunto. Estoy cansada de esta sociedad que nos bombardea para seguir el ritmo que nos marca. Estoy cansada que, en ocasiones, coma con remordimientos o tener culpabilidad por no hacer deporte. Ojalá nos fuéramos cada día a la cama pensando: “Hoy vi mucho la tele y no leí nada” en vez de, “hoy comí mucho y no hice nada de deporte” y con un sentimiento de decepción con uno mismo y una culpa de la que se instala fuerte. Cansada de publicidad de cuerpos perfectos y productos de belleza imposible, ojalá que la televisión publicitara libros y sintiéramos la necesidad de ir a comprarlos en rebajas como si se nos fuera la vida en ello. Cansada de influencers que atosigan las redes sociales, para influenciarnos a consumir, a cuidarnos y a llevar una vida perfecta para exponer en redes sociales, como un producto más.
Ojalá más coherencia, pensamiento crítico y educación en torno a todo lo subliminal que esconde nuestra sociedad, los pequeños creen que esta es la única realidad y mayores juegan a formar parte de ello, de manera automática e inconsciente, y aún así nos sorprende que cada vez haya más personas acomplejadas y sin confianza en ellas mismas, las cifras de acoso escolar se disparan…vivimos en la sociedad en la que se castiga "lo diferente", los atributos físicos que se etiquetan como fuera de “lo normal”, se castiga con el desprecio, la risa burlona, la mirada juiciosa, la indiferencia que aísla, el rechazo feroz…
Llagará el día que el tiempo nos enseñe que con su viaje fugaz no nos queda más que el alma, cada aprendizaje, experiencia, viaje, cada enseñanza, que un día, un libro nos dejó dentro. Un rayo de luz tras cada detalle que nos abre un poco más la mirada. Ni rastro de “belleza ideal”, cuerpazo, montones de ropa de temporada, outfits ni productos de última generación que ya quedaron anticuados. Llegará el día en el solo quede el espejo, mi reflejo y yo y me preguntaré qué tengo, sonreiré y corregiré la pregunta, quién soy. Lo que se guarda en el alma alimenta mi ser, lo que acumulan mis manos engrandece mi tener.
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