Unos cuantos porqués me corroen por dentro. Como siempre te los lanzo con excusas y esta venda –que conozco− y envuelve mi mirada, una vez más.
No relataré mis
porqués, carece de sentido trazarlos letra a letra sobre este papel.
Qué pequeña me
siento tejiendo dudas con miedo añejo. Mi entendimiento es corto, en cambio
cada interrogante es inmenso, todos ellos se me escurren entre los dedos.
Tras la lluvia que
me cala, espero. Una espera que cobra sentido en Adviento. Sé que brotas y
siempre brotarás. Sonrío porque el hilo Esperanza siempre entra en mí. Qué
manera de enhebrar tu hilo cuando el ojo de mi aguja es tan pequeño.
Me reconforta esta
espera en la que sé que siempre acaba con tu llegada. Sonrío cuando te tengo en
frente y olvido dudas y olvido miedos y olvido abismos. Llegan las palabras que
necesito y las acojo. Sonrío, sé que estás, estuviste y estarás.
El Adviento se evapora y llegas. Naces en un pesebre, la mujer del Sí te amamanta, el hombre de la ternura te mece en sus brazos. El Ángel de la luz te anuncia. Los pastores de la humildad te admiran. Los reyes de la ilusión te adoran. La humanidad te espera.
Ad-viento. Viento
de espera, de dudas, sonrisas, miedos y alguna certeza que me mantiene en pie y
la mirada puesta en la vida.
Sé feliz😀
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