Me sentí viva en aquel abrazo después de echar muchísimo de menos.
Me sentí viva en muchas primeras veces: primer beso, primera carcajada con esa persona, primera vez que sentí esas cosquillas.
Me sentí viva cuando sonreí sabiendo que ese lugar era paz.
Me sentí viva cuando paré, miré todos los rostros alrededor de la mesa y fui consciente de que era afortunada.
Me sentí viva cuando contemplé un atardecer mientras me bañaba en el mar.
Me sentí viva cuando la familia creció y el milagro de la vida era tan real, tan cercano y tan bonito.
Me sentí viva cuando reconocí que la persona que tenía a mi lado era un regalo muy valioso.
Me siento viva hoy, en lo pequeño que a veces se enmascara de cotidiano. Sigo viviendo, pero ya sé que vivir es minuto a minuto y sentirme viva es instante en instante.
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