Puede que nos contaran una historia a medias y en esa mitad no hubiera lugar para frenar el tiempo y sentir la vida lenta. Una lentitud que nace de la consciencia profunda y valiente.
Lentitud que está en la semilla germinada y en el ciclo de una hoja que nace, habita un árbol, viaja a la tierra y lo adorna un tiempo. La lentitud no entiende de inmediatez, no comprende el ritmo de esta sociedad rota que todo lo hace al ritmo de un "ya".
Qué alguien le explique a la brisa que las personas que viven de forma frenética no sienten su caricia en el rostro.
Qué alguien le explique al mar que hay personas que no observan el horizonte y el baile de olas durante un largo tiempo.
Qué alguien le explique a esa hormiga que hay quien no se asombra con su trabajo incansable en su ardua tarea de transportar cargas más grandes que ella.
Qué alguien le explique al murmullo del río que hay quien no escucha su voz e incluso le llaman ruido.
Qué alguien le explique al bosque porque hay humanos que quieren talar sus vidas por un saco de monedas que no vale más que estos seres milenarios que habitan y abrazan su lugar en la Tierra.
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