[He comenzado una serie de reflexiones que tienen un mismo hilo conductor, una emoción compartida. Todas ellas están ilustradas por obras de la colección "Rostros femeninos" de David Walker. Rostros que surgen del caos de los colores, palabras que nacen del caos de mis sentimientos.]
Sonrío. Sonrío. Sonrío.
Sonrío. Sonrío. Sonrío.
Me emociono.
Sí. Así. Sin más.
Bailo entre sueños
que dibujo en mí para mantenerme viva. Soy feliz cuando mis sueños son aquí y
ahora. Día a día, sonrisa a sonrisa, paso a paso hacia aquel futuro sembrado de
más sueños.
Sueños infinitos
que son raíz y también la punta de la hoja más alta de mi copa. Sueños
moldeados en torno a una razón de ser. Estoy hecha de “ilusiones tan vivas y
sonrientes”. Me siento pequeña en mi Sueño, a la vez siento que soy infinita en
la magia de soñar y sembrar en mi alma.
Me pregunto si los
sueños son creaciones o regalos. Intuyo mi respuesta y sonrío una vez más.
Fortuna inmensa soñar y poder tejer caminos hacia horizontes propios que
siempre terminan siendo compartidos.
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