30 de diciembre de 2016.
Ya no volveré a verte
por Montefrío, Eli, te recuerdo con sonrisa y cariño porque eras todo amor.
Porque muchas veces metemos en el mismo saco a todos los gitanos por su etnia,
pero yo he conocido gitanos que en mi infancia dejaron huella por tener el
corazón grande y siempre una sonrisa y palabras bonitas para mí.
Termino el 2016 un poco
triste porque la vida sorprende y me recuerda que el día menos pensado, el
corazón se detiene y la vida termina. Hoy me quedo con lo bueno, esa pequeña de
un año está en el hospital recuperándose porque le queda mucha vida que regalar
y espero verla correr y jugar por Montefrío. Niños que desbordan vida y
enferman, pero solo queda luchar, sonreír y seguir.
La vida es el mejor
regalo, un don no elegido, empieza un día y tú puedes cortar esa vida con el
aborto, el suicido o la eutanasia. Pero yo me quedo con la vida, defendiéndola por
su grandeza, por ser un milagro. Inefable e increíble.
Acabo el 2016
desbordada de vida con un testimonio de contrastes, vida y muerte, pero al
final todo sucede por algo, aunque sea inexplicable y doloroso. La vida no solo termina con la muerte, dejar de disfrutar del presente también es una manera de dejar morir una parte interior. Vive, vivamos este instante, que se escapa para no volver. Que estás aquí y recuérdalo cada día, ¡estás vivo!, y eso ya es mucho.
Te dedico estas
palabras, Eli. Con todo mi cariño rezo por ti para que desde arriba sigas con
tu arte gitano, bailando, cantando y dando palmas. Recuerdo que con una
papelera del patio ya era suficiente para montaros vuestro jaleo. Eras y eres
grande, Eli. Sigue viviendo allí arriba, espero que te lleguen mis palabras al Cielo.
Un abrazo, de esos tuyos, muy cálido y grande.
"La belleza no mira, solo es mirada".
Me ha emocionado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Carmen! Un abrazo
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