Llevaba tiempo con esto en mente.
Así que para terminar el año, inauguro nueva categoría en mi blog:
"Palabras vividas", vivencias personales significativas, esas que
remueven el corazón, dan que pensar, te hace sonreír, transforman....No todas
tendrán el mismo impacto en mi vida. A veces hay que andar con la mirada atenta
para que un detalle insignificante sea algo más. El único camino para que estas
palabras vividas acaben sobre el papel es transformar la mirada. La frase para acabar todas las entradas es "La belleza no mira, solo es mirada"(Albert Einstein).
Para comenzar comparto esto que
me ocurrió hace ya algunos meses en Málaga:
Estaba en el metro y justo una
parada antes de la mía se ha subido un chico joven de veinte años
aproximadamente que vestía muy informal con chándal gris y gorra de rapero
roja, estaba en silla de ruedas y se podía intuir que tenía parálisis cerebral.
Me ha sorprendido que fuera solo y tuviera una silla con la palanca para manejarla,
tenía un móvil que no podía coger bien y tenía sobre la silla el cual lo usaba
con trabajo pero con soltura. Me ha llamado la atención la independencia de ese
chico, a pesar de sus limitaciones físicas y seguramente no se trataban de
limitaciones mentales, era capaz de valerse por sí mismo con una silla, usar un
móvil y utilizar el transporte público.
Después de un rato, él se ha
percatado que le estaba mirando y como
estaba justo a mi lado en vez de mirar para otro lado como hacemos cuando
cruzamos la mirada con un extraño, le he sonreído, él ha intentado devolverme
la sonrisa, pero me he dado cuenta que los músculos de su cara no se lo
permitían y de alguna forma he comprendido una sonrisa por sus ojos. Justo en
ese momento, sin yo esperármelo, me ha dicho: “Hola, cómo te llamas”. Yo le he
respondido, después él me ha dicho algo que no he entendido y he llegado a mi
parada.
Salí del metro con ese chico de
la gorra de rapero en mi cabeza, y por un momento me he puesto a pensar lo
difícil que tiene que ser vivir dentro de un cuerpo que no responde a tus
estímulos, que te limita, pero a pesar de eso en ese joven he visto mucha
esperanza, por todo lo que es capaz de hacer por sí solo, y en sus ojos he
visto ganas de vivir.
No creo que vuelva a encontrarme
con ese chico por Málaga, ni siquiera sé su nombre, pero lo recordaré y desearé
que siga viviendo con esa vitalidad y transmitiendo tanto con tan solo con la
mirada. En él he visto mucho más que un pobre chico, me ha transmitido mucha
vida, cuando salí del metro, mi concepción había cambiado completamente, vaya
lección me acaba de dar ese muchacho: a pesar de todo, vale la pena intentar
sonreír. No hay barreras lo suficientemente grandes para dejar de luchar y
sonreír. Gracias “chico de la gorra” por mandarme un aviso y ayudarme a valorar
la suerte que tengo en mi vida, solo puedo dar gracias por tantas
situaciones, detalles y buenas personas
que rodean mi vida.
Doy las gracias por la vida, por
todas las personas que encierran vida y la manifiestan como pueden porque hoy
en 10 segundos me han dado una lección y un testimonio que lo guardaré con
cariño.
La belleza no mira, solo es mirada (:
Siempre te sigo, Elena. Preciosa lección de vida.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen, no había visto tu comentario. Yo también te sigo, aunque ahora cuando acabe exámenes podré dedicarle más tiempo. Un abrazo.
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